Es este el punto de insistir en que resulta indispensable que
las distintas redes y los distintos niveles que han de operar
en esta materia con el fin de atender de manera integral y
multidisciplinar a los niños, niñas y adolescentes con proble-
mas de salud mental, se encuentren debidamente coordina-
das y garanticen una efectiva continuidad asistencial. En tal
sentido, se hace necesario crear espacios de coordinación
interinstitucional estables, así como regular y protocolizar
adecuadamente dicha coordinación interinstitucional y, en
los supuestos en que ya existen tales instrumentos jurídicos,
asegurar su correcto cumplimiento.
De manera especial, resulta imprescindible continuar im-
pulsando el denominado espacio sociosanitario. A menudo
percibimos que las relaciones y acciones entre salud mental,
atención primaria y servicios sociales dependen mucho de
la sensibilidad individual de las y los distintos profesionales,
y no de acuerdos coordinados y compartidos, cuya articula-
ción es preciso promover, al igual que resulta imprescindible
promover la formación, la investigación y la innovación en
este ámbito sociosanitario.
4.
Especial mención de los trastornos de conducta,
trastornos de la personalidad, y trastornos de déficit
de atención e hiperactividad en niños, niñas y adoles-
centes.
4.1.
Conforme a las principales conclusiones de la inves-
tigación publicada en 2010 por Osakidetza
:
■■
Los Trastornos de conducta en la adolescencia son
una patología muy frecuente (algunos datos hablan
de que afectan al menos al 6-16% de los varones y
al 2-9% de las mujeres) y grave que menoscaba el
funcionamiento de la o el adolescente y ensombrece
su desarrollo y futuro.
■■
No existen estudios epidemiológicos sobre la pre-
valencia de los Trastornos de Conducta en el/la
adolescente en nuestro medio. Los datos de esta in-
vestigación son la primera evidencia y reflejan su alta
frecuencia: son el motivo de consulta del 25-40% de
los y las adolescentes que se atienden en los dispo-
sitivos de Salud Mental Extrahospitalarios y la causa
de ingreso psiquiátrico del 47-76% de las y los ado-
lescentes atendidos en las Unidades de psiquiatría
infanto-juvenil hospitalarias.
■■
No existen programas específicos de tratamiento
para adolescentes con Trastornos de Conducta, ni
en la CAPV, ni en el ámbito nacional que engloben el
abordaje intra y extrahospitalario.
■■
Los abordajes terapéuticos que han demostrado su
efectividad con base en diferentes investigaciones en
el ámbito internacional son programas conductuales
de manejo de contingencias, modelos cognitivos de
entrenamiento en habilidades de resolución de pro-
blemas y en habilidades sociales (recomendando ser
realizados en entornos grupales), entrenamiento a
padres y madres para el manejo conductual de sus
hijos e hijas, terapia de familia funcional y terapia
multisistémica.
Como conclusión, la propia investigación propone un
Programa de Tratamiento Intensivo para Adolescentes
con Trastornos de Conducta, con un abordaje coordi-
nado tanto intra como extrahospitalario. Está diseñado
en módulos de tratamiento en función de las necesida-
des de cada caso e incluye los abordajes terapéuticos
que han demostrado su efectividad. A fecha de hoy, no
obstante, no tenemos noticia de que esta propuesta se
haya puesto en marcha o tenga visos de hacerlo.
Por otro lado, los y las profesionales de servicios socia-
les de infancia en desprotección y justicia juvenil con los
que hemos mantenido contacto constatan la crecien-
te presencia de chicos y chicas con “
problemas” de
conducta
.
En relación con ello, trasladan las dudas que
tienen sobre:
■■
si son problemas de salud mental propiamente di-
chos o “sólo” malestar emocional muy intenso que
manifiestan con conductas disruptivas, violentas (gri-
tar, romper cosas), de confrontación intensa con la
autoridad, etc. y también relacionadas con su etapa
adolescente;
■■
quién ha de diagnosticar estos problemas, porque
su percepción es que el sistema sanitario dice que
son “subclínicos” y no lo hace, abriendo la puerta
a que se catalogue como trastorno o problema de
conducta cualquier comportamiento que tensione
los recursos;
■■
los apoyos necesarios para, independientemente de
si son más o menos clínicos, se pueda intervenir y
ayudar a los chicos y chicas a su desarrollo personal
desde esta dificultad. Entienden que el papel de sa-
nidad es inexcusable y que no lo perciben.
Mientras tanto, solventan sus necesidades terapéuticas
con consultas en la red extrahospitalaria y, en ocasio-
nes, gabinetes privados con los que la administración
tiene concertados servicios. Desde aquí se establecen
algunas pautas de intervención (programas de modelaje
y habilidades psicosociales, fundamentalmente) que los
educadores y educadoras de los recursos residenciales
siguen, incorporándolas a los momentos de vida coti-
diana.
4.2.
Las y los profesionales consultados coinciden en la di-
ficultad del manejo de los
trastornos de personalidad
,
la falta de circuitos reales de atención a pacientes que
son frecuentadores de los servicios de urgencias de los
hospitales generales y que ingresan en las Unidades de
Agudos, donde no se puede ofertar una alternativa te-
rapéutica a menos que se encuentren afectados/as por
una patología dual, consumo de alcohol o de tóxicos, o
trastorno de la conducta alimentaria, en cuyo caso se
incorporarían a los dispositivos existentes.
Las asociaciones del sector, tanto de personas y fa-
milias, como de profesionales, con quienes esta ins-
titución mantiene una relación fluida, manifiestan su
preocupación por la atención que se da a estas perso-
nas, en un alto porcentaje, adolescentes y jóvenes, ya
que se encuentran con problemas para su diagnóstico;
no existe medicación como la hay para la esquizofre-
I
nforme
2012
48
(
II). ¿VULNERACIÓN DE DERECHOS? QUEJAS, CONSULTAS Y ACTUACIONES DE INICIATIVA PROPIA
II
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