Atendiendo a los datos estadísticos oficiales, el diagnós-
tico de los trastornos mentales en menores no deja de
aumentar. Así y de manera general e introductoria, anali-
cemos las tasas del trastorno por déficit de atención con
hiperactividad (TDAH), que superan el 7% en los niños y
niñas en edad escolar. Se trata de un dato significativo si
partimos de que el TDAH supone hasta el 50% de las de-
rivaciones a los servicios de psiquiatría infanto-juvenil y de
que se asocia con el consumo de tabaco, alcohol y drogas,
y provoca un mayor número de condenas y delitos en los
menores.
Los trastornos del comportamiento también muestran
prevalencias elevadas en la población infantil general,
estimándose estas en torno a un 2-12% de la población
infantil. Entre los factores etiológicos de los trastornos
graves de conducta suelen citarse el inadecuado cuidado
por parte de los padres, la exposición a la violencia y las
cuestiones relacionadas con el vínculo. Las potenciales
repercusiones sociales del problema estriban en el hecho
de que hasta el 40% de los menores con diagnóstico de
trastorno disocial en la infancia se convertirán en adultos
antisociales (patrón de conductas inmorales y socialmen-
te irresponsables, caracterizado por el desprecio de los
derechos de terceras personas), especialmente aquellos
que consumen estupefacientes a edades precoces (muy
frecuente en nuestro medio), viven en condiciones de po-
breza o tienen una historia de ubicación fuera del hogar.
Estudios más recientes corroboran que los estilos parenta-
les, las conductas antisociales en miembros de la familia y
la presencia de disarmonía o separación familiar aumentan
más de dos veces el riesgo de conductas antisociales en
los y las adolescentes.
3.
Prevalencia de los
trastornos mentales en usuarios/as
de recursos de justicia juvenil
La prevalencia de estos y otros trastornos mentales (inclu-
yendo trastornos afectivos y trastornos psicóticos del es-
pectro esquizofrénico) es mucho mayor en las y los meno-
res usuarios de los recursos destinados a justicia juvenil. La
Academia Americana de Psiquiatría Infanto-juvenil estima
que entre el 40 y el 70% de los menores en contacto con
los servicios de justicia juvenil pueden padecer un trastorno
mental.
A pesar de ello, tal y como señala la Academia Americana
de Pediatría, los trastornos mentales (y muchos trastornos
físicos también) no son diagnosticados a tiempo en esta po-
blación, perdiéndose un tiempo precioso para la prevención
de complicaciones posteriores y la posibilidad de una recu-
peración funcional precoz y completa.
Las conclusiones de un reciente metaanálisis llevado a
cabo en la Universidad de Oxford son clarificadoras y arro-
jan tasas de prevalencia de trastornos mentales hasta 10
veces superiores a las de la población infanto-juvenil ge-
neral.
Este trabajo, que supone el análisis de 25 estudios e inclu-
ye datos de 13.778 chicos y 2.972 chicas de entre 10 y 19
años usuarios de recursos de justicia juvenil, estima que
las prevalencias de psicosis, TDAH, depresión y trastornos
de conducta son de 3,3%, 11,7%, 10,6% y 52,8% respec-
tivamente en chicos; y de 2,7%, 18,5%, 29,2% y 52,8%
en chicas. Merecen una especial atención las elevadísimas
frecuencias de trastornos del espectro esquizofrénico y la
alta prevalencia de trastornos depresivos en el sexo feme-
nino. Aunque tratándose de población menor el estudio no
establece diagnósticos de trastornos de la personalidad,
sí establece unas tasas muy elevadas de trastornos de
la conducta (más de la mitad de usuarios y usuarias han
recibido este diagnóstico), por lo que puede inferirse una
elevada prevalencia de chicos y chicas con patrones de
personalidad compatibles con este diagnóstico.
Los trastornos de la personalidad comprenden diversas
alteraciones y modos de comportamiento clínicamente re-
levantes, que tienden a ser persistentes y son la expresión
de un estilo de vida y de la manera que el individuo tiene
de relacionarse consigo mismo y con los demás. Muchas
de estas alteraciones aparecen en estadios precoces de
desarrollo del individuo, como resultado tanto de factores
constitucionales como de experiencias previas.
En los últimos años parece existir un importante aumento
de la prevalencia de los trastornos de la personalidad en
la población general y de manera específica en los pro-
pios centros de internamiento. Así, si la prevalencia de los
trastornos de personalidad en la población general se es-
timaba en torno al 7-15% en el año 2001, actualmente la
frecuencia estimada es del 12,7-14,6%, con una prevalen-
cia acumulada a los 33 años del 28,2%. Desafortunada-
mente no existen estudios epidemiológicos rigurosos que
reflejen la prevalencia real de los mismos en el medio de
justicia juvenil. Son fundamentalmente dos los trastornos
de la personalidad que debido a su elevada prevalencia
y comorbilidad (con el abuso de sustancias estupefacien-
tes y con las conductas violentas) deben ser rápidamente
detectados en el ámbito de la justicia juvenil: el trastorno
disocial de la personalidad y el trastorno de inestabilidad
emocional de la personalidad.
A
tención
sociosanitaria
a
la
salud
mental
de
las
personas
privadas
de
libertad
en
la
capv
78
(
IX). LA ESPECIAL SITUACIÓN DE LOS/AS MENORES DE EDAD Y JÓVENES PRIVADOS/AS DE LIBERTAD EN LA CAPV
IX
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